Conceptos básicos: La velocidad de exposición
Hace algún tiempo, hablando de objetivos, ya comenté algo sobre aberturas de diafragma, uno de los dos parámetros que definen lo que es la base de cualquier fotografía: la exposición. Hoy toca el otro parámetro, la velocidad de exposición (o velocidad de obturación, o tiempo de exposición), y en un cercano futuro (con algo de suerte) nos extenderemos un poco sobre el concepto de exposición y cómo jugar con estos dos valores….
La gente con cierta idea de teoría fotográfica puede obviar tranquilamente este post ;)
¿De qué estamos hablando?
Del tiempo durante el que la superficie sensible (sensor o película) recibe luz. O expresado de una forma más elegante, el tiempo durante el que la superficie sensible está expuesta a la luz (de ahí lo de «exposición»). Se conoce como velocidad de obturación porque habitualmente es el tiempo durante el que el obturador de la cámara permanece abierto. Suele expresarse en segundos (para tiempos igual o mayor que un segundo) o fracciones de segundo (para tiempos menores a un segundo). Ojo, las fracciones de segundo suelen escribirse sin el 1/ (es decir, si la cámara marca una velocidad de 500, indica 1/500 de segundo) (esto despista mucho al principio).
¿Obturador?
Mmmm…. esto daría para un post completo, pero ya que estamos, y dado que está intrínsecamente relacionado con la velocidad, intentaremos resumirlo: el obturador es el dispositivo que evita que entre luz al sensor (o película), y que se abre durante un tiempo determinado al pulsar el disparador. Durante ese tiempo, el obturador se retira y dejar pasar libremente la luz hacia la superficie sensible. A más tiempo abierto, más luz llega al sensor.
Hay dos tipos de obturador:
obturador central
Se situan en la lente de la cámara, y suelen abrirse desde el centro hacia los bordes. Si tiene una cámara compacta análogica, puede verlo de forma sencilla abriendo la tapa de la película (antes, asegúrese de que no hay película dentro, claro), y sacando una foto. Podrá apreciar perfectamente el círculo que se abre y se cierra. Si su cámara se lo permite, abra al máximo el diafragma y seleccione una velocidad lenta para apreciarlo mejor.
En el caso de las compactas digitales, es más difícil apreciarlo, no sólo porque no podemos abrirlas por detrás (no podemos, no lo intente), sino porque funcionan de manera ligeramente distinta: en las compactas digitales el obturador está inicialmente abierto (si no, no llegaría la luz al sensor y no podríamos ver la escena en la pantallita de atrás), y al pulsar el disparador, primero se cierra el obturador, se ajusta la circuitería del sensor para que pase de capturar vídeo (el que se muestra en la pantalla) a capturar imagen fija, entonces se abre el obturador durante el tiempo indicado, se cierra, vuelve a reajustarse la circuitería, y vuelve a abrirse para volver a mostrar la escena actual en la pantallita (¿nunca se había preguntado por qué tardan tanto las compactas en hacer una foto después de pulsar el botón? Pues ya lo sabe). Eso hace algo difícil poder apreciar el obturador. Pero está ahí, créame.
Este tipo de obturadores tiene bastantes ventajas, ya que son extremadamente fiables, silenciosos y ligeros, además de que permiten una perfecta sincronización de flash a velocidades de hasta 1/1000. Por contra, tienen dos importantes desventajas: no permiten velocidades superiores a ese 1/1000, y no pueden usarse en cámaras SLR (ya que van integrados en la lente, y eso obligaría a lentes y cámaras más complejas y caras). Así que las cámaras SLR usan…
obturador de cortinilla
Este modelo consta de dos cortinillas situadas en la cámara, entre el objetivo y el sensor, que se desplazan horizontal o verticalmente (según la cámara). Las cortinillas se desplazan a una velocidad constante (pongamos que hacen todo el recorrido en 1/100 s), y es el espacio entre ambas cortinillas (por el que pasa la luz) el que define la velocidad. Por ejemplo: si hace el recorrido completo en 1/100s, y la distancia entre las cortinillas es de 1/20 la longitud del sensor (para un sensor de 36mm, 1.8mm, por ejemplo), entonces la velocidad de obturación será de 1/2000.
Sin que sirva de precendente, una imagen para intentar que quede más claro:
En la primera imagen, el obturador está cerrado (transparencia añadida para mayor claridad). En la segunda, la primera cortinilla ya se ha desplazado ligeramente, dejando un hueco, y la segunda cortinilla acaba de comenzar su movimiento. En la tercera y cuarta imágenes continua el desplazamiento de ambas cortinillas, y en la quinta la primera cortinilla ha finalizado su recorrido y la segunda está a punto de terminar.
El espacio entre cortinillas en este ejemplo es de 1/5 el ancho del sensor, por lo que si suponemos que cada cortinilla hace su recorrido en 1/100 de segundo, la exposición será de 1/500. Es decir, cada fragmento del sensor habrá estado expuesto a la luz durante 1/500 de segundo, aunque no simultáneamente (esta no simultaneidad es generalmente imperceptible, aunque puede dar lugar a algunos efectos curiosos, especialmente al usar flash). Ajustando el espacio entre cortinillas, es relativamente sencillo conseguir velocidades bastante altas, que llegan a 1/8000 en algunos casos.
Cuestión de tiempo
Con un excelente criterio (que a menudo se echa de menos en muchos aspectos de la tecnología de hoy en día, aunque también es cierto que les costó cierto tiempo -valga la redundancia- ponerse de acuerdo), los fabricantes de cámaras decidieron unificar una serie de valores que forman una escala de velocidades utilizada universalmente, al igual que se hizo con las aperturas de diafragma. Con excelente criterio también, la relación entre los valores de esta escala es la misma que sigue la serie de valores de diafragmas, con lo cual ambas series pueden relacionarse entre sí de manera sencilla (más sobre esto cuando tratemos el tema de la exposición). La serie en cuestión es la siguiente, en la que cada tiempo es la mitad del valor anterior, y el doble del siguiente, con un ligero redondeo:
30 15 8 4 2 1 2 4 8 15 30 50 125 250 500 1.000 2.000 4.000 8.000
Nótese que los valores situados a la izquierda del 1 corresponden a segundos, y los situados a la derecha, a fracciones de segundo. A medida que nos desplazamos hacia la derecha, las velocidades son más altas, y el tiempo de exposición más corto.
Esta puede considerarse la escala completa, sólo presente en las cámaras más avanzadas. Generalmente, las cámaras más sencillas sólo cubren desde 1 a 1/1000, o incluso menos. También son muy pocas las cámaras que llegan a 1/8000 o 30. Al igual que ocurre con los valores de la abertura, el salto entre un valor y otro se conoce como un «punto» o «paso», y también al igual que con las aberturas, la mayoría de las cámaras modernas permiten seleccionar valores intermedios de esta escala, como 1/80 o 1/160. En estos casos se habla de «medio punto», o «un tercio de punto».
Rápidorápidorápido….
Las velocidades más altas (1/500, 1/1000…) «congelan» el movimiento, permitiendo «detener» objetos que se desplazan. La distancia y el sentido del objeto en movimiento son determinantes para conseguir este efecto: objetos más lejanos son más fáciles de fijar, al igual que los que siguen una trayectoria perpendicular a la cámara (alejándose o acercándose a esta). Al contrario, objetos cercanos o moviéndose en paralelo a la cámara, requerirán velocidades más altas para conseguir ese efecto de fijado.
Al aumentar la velocidad, entra menos luz, por lo que para conseguir una exposición correcta serán necesarias aberturas más grandes o usar una mayor sensibilidad en el sensor o película (más sobre esto en próximos posts).
Para velocidades extremadamente rápidas (de esas que se usan para congelar balas atravesando naipes o globos estallando) se usan flashes y disparadores electrónicos, es decir, se juega con el tiempo durante el cual la luz ilumina la escena, y no con el tiempo durante el que la cámara permite que le entre luz. Es técnicamente más sencillo. También es otra historia, que deberá ser contada en otra ocasión…
Con caaaalmaaa…
Al disparar con velocidades lentas (1/50 o menores) es necesario tener en cuenta la molesta tendencia a moverse que tienen la mayoría de los objetos. No sólo los objetos fotografiados, sino también la cámara misma: cuánto más lenta sea la velocidad, más sensible será la cámara a las vibraciones. Estas vibraciones se producen al pulsar el botón disparador (para lo cual viene bien disponer de un cable disparador, o usar el autodisparo del que disponen la mayoría de las cámaras), al levantarse el espejo de las cámaras réflex y golpear la parte superior de su soporte (para lo cual viene bien levantar el espejo antes de realizar la foto, en las cámaras que disponen de esta opción), y sobre todo, con los movimientos del fotógrafo si la cámara se está cogiendo a pulso (para lo cual viene bien usar un trípode o un monopie).
Para evitar fotos movidas debidas a la vibración de la cámara cuando se usa la cámara a pulso hay una regla de oro: la velocidad de disparo ha de ser como mínimo la inversa de la distancia focal. Es decir, si usamos un objetivo de 200mm, la velocidad debe ser 1/200 o superior. Con un 50mm, 1/50 o superior (ojo al multiplicador de focal de su cámara, un 200mm con un sensor con un multiplicador de 1.5 es equivalente a un 300mm, por lo que la velocidad mínima sería de 1/300).
Para velocidades muy lentas, muchas cámaras disponen de una posición B (de bulb). En esta posición, el obturador permanece abierto tanto tiempo como el pulsador de disparo permanezca presionado (para lo cual vienen muy bien los cables disparadores, que suelen permitir «fijarlos» en posición de disparo), permitiendo tiempos de exposición incluso de varias horas. ¿Que para qué querría alguien exponer una foto durante varias horas? Pues para astrofotografía, por ejemplo. O para enchufar un montón de filtros grises neutros al objetivo y hacer fotos de lugares con mucha gente con exposiciones tan largas que la gente no quede reflejada en la imagen.
Algunas cámaras tienen también una posición T (¿trigger?), en la cual la exposición comienza al pulsar el disparador, y dura hasta que se pulsa nuevamente. No se ve mucho últimamente.
Por cierto, las cámaras digitales llevan muy mal lo de las exposiciones muy largas, ya que el sensor tiene a calentarse y añadir ruido a la imagen. Pero eso es otra historia, etc, etc…
La velocidad de obturación nos proporciona una amplia gama de posibilidades creativas, y nos permiten ver el mundo de una forma que sería imposible de captar a simple vista: los objetos congelados o movidos a menudo son muy interesantes, y se pueden conseguir espectaculares efectos con objetos en movimiento combinados con otros estáticos (usar velocidades lentas con agua en movimiento en cascadas, fuentes o en la orilla del mar proporciona resultados impresionantes, por ejemplo). Pero ojo, la mayoría de las veces, una foto movida es una foto movida. Use su sentido de la estética…. ;)
Muy didáctico, como siempre. Sólo hay un punto que querría discutir, el de la relación focal/velocidad de obturación, sobre todo en relación al tamaño de sensor, pero mis argumentos ocuparían tanto que casi que lo dejo para mejor ocasión en mi blog ;-)
Muy bien por los tutoriales de «conceptos básicos».
Por mi parte he hecho algún pinito con el tiempo de exposición: cascadas de agua o fuegos artificiales. Al que no le cojo la idea es a la apertura. Habrá que seguir practicando, y aprendiendo aquí.
Saludos.
Gracias, pululante -y Biomaxi, claro- :)
y donde pongo esas lineas de codigo?
¿ein?