¿Por qué son tan caras las cámaras caras?

Este pasado fin de semana un conocido que tenía mi D200 en sus manos y hacía algunas fotos, me hizo una pregunta parecida a «¿y para qué quiero una cámara de dos mil euros, si con una de cien ya se sacan fotos que se pueden poner en la web de un periódico?», y la verdad es que aunque intenté responderle como pude, mi respuesta no me dejó contento y me quedé pensándolo un rato… El tema tiene muchos matices, pero la pregunta iba más bien en la línea de «¿por qué las cámaras caras son tan caras?», o sea, si con una compacta se hacen fotos bastante decentes, y la resolución de una compacta actual dá de sobra para publicar en un periódico, o hay réflex digitales por 500 euros, ¿por qué se empeñan los periodistas en cargar con los casi tres kilos de una D3 con un buen objetivo, o los fotógrafos de estudio en pagar más de 7000 euros por una 1Ds Mk III?, O, sin ir más lejos, un servidor que siempre dice que las fotos las hace el fotógrafo, no la cámara, ¿por qué quiero cambiar mi D200 que tantas alegrías me ha dado?

Y aunque a primera vista parece una pregunta de Yahoo! Answers, la verdad es que para el neófito es una pregunta que tiene su miga. A continuación, algunos detalles que hacen que una cámara cara sea tan cara:

  • se encienden rápido. Muy rápido. Cualquier usuario de compacta conoce esa sensación de frustación que aparece en el tiempo en que la cámara tarda en encenderse, o el pequeño lapso que transcurre entre que se aprieta el botón y se hace la foto. En DSLR, ese tiempo se mide en milisegundos.
  • la robustez del equipo. De las compactas ni hablamos, que al menor golpecito cascan, pero incluso si una DSLR baratita, de esas con cuerpos de plástico, se cae desde la mesa al suelo, habrá que mirarla bien por si se ha roto algo. Cuando se cae una profesional, con cuerpo metálico, normalmente una aleación de magnesio o titanio, posiblemente lo que haya que mirar si se ha dañado es el suelo.
  • además, a partir de cierto nivel son cámaras estancas al agua y el polvo. No es que se puedan sumergir, pero sí que pueden hacer fotos bajo una lluvia intensa, por ejemplo.
  • tienen mucho menos ruido cuando se hacen fotos a sensibilidades altas. Ahí el tamaño importa, y mucho: los sensores de las cámaras compactas son mucho más pequeños que los de las réflex, y eso hace que los píxels sean más pequeños y estén más juntos, aumentando las interferencias entre ellos. Un sensor de 12 Mp de una compacta da una calidad de imagen mucho menor que un sensor de 12 Mp de una réflex.
  • la imagen es «más mejor«. Simplemente. Desde que la luz llega al sensor hasta que el fichero con la foto se guarda en la tarjeta, tiene que pasar por varios programas que hacen las conversiones necesarias. Los programas de las cámaras profesionales son bastante más complejos y rápidos que los de los modelos más sencillos, al igual que los chips encargados del procesamiento. Esto se nota especialmente en el tratamiento del color, el contraste, las zonas en sombra o con luces altas…
  • incluso comparando con compactas o DSLR de gama baja que permiten RAW, la calidad de imagen del fichero es superior en las profesionales. No solo por la mayor nitidez que depende en buena parte de las ópticas (lo cual, por cierto, daría para un «¿por qué son tan caros los objetivos caros?», pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión), sino que aún teniendo la misma resolución en píxels, la profundidad de color es mayor y la captación de luz es más «fina». Por decirlo de alguna manera, las cámaras más caras «ven» más colores y una imagen más detallada.
  • son más personalizables. No tienen un botón para «paisajes» o «fuegos artificiales», pero sí que puedes guardar un conjunto de ajustes de balance de color, contrastes, resolución o ajustes de exposición para varias situaciones, o incluso en algunos modelos guardar anotaciones de voz, un texto con el nombre del fotógrafo, cambiar el nombre de los ficheros, organizar las fotos en carpetas en la misma cámara… algunos modelos incluso permiten guardar estas preferencias en la tarjeta y así poder tener varios «presets» listos según el trabajo.
  • tienen más botoncitos, y su colocación está estudiada de forma que sea más fácil y cómodo acceder a los ajustes de la cámara sin tener que pasar por el sistema de menús.
  • tienen muchísimos accesorios, que, aunque parezca una tontería, es importante para realizar según que trabajos: localizadores GPS, flashes con control remoto, disparadores a distancia, baterías adicionales, distintos oculares…
  • ofrecen modos de trabajo que no están disponibles en compactas, como por ejemplo exposiciones múltiples en el mismo fichero, temporizadores integrados que permiten disparar n fotos cada x segundos durante un tiempo t, sincronización de flash al cierre de la exposición, o bracketing no solo de exposiciones, sino también de balance de blancos, por ejemplo.
  • el enfoque es más rápido, preciso y complejo, permitiendo cosas como elegir entre múltiples puntos de enfoque, enfocar objetos en movimiento y seguirlos sin perder el enfoque, o enfocar automáticamente el objeto más cercano, y por lo general se encuentra el punto de enfoque con más rapidez y precisión que con una compacta. También suelen funcionar con menos luz.
  • el obturador tiene una mayor vida útil. Los fabricantes garantizan para cada modelo de cámara una vida media del obturador, medida en número de disparos. Por ejemplo, en la Nikon D90 es de 100.000 disparos, 150.000 en la D300 y 300.000 en la D3. Lo habitual es que te aburras de la cámara antes de llegar a este número, o que, siendo un valor medio, se supere ampliamente sin problemas. En todo caso, una mayor vida media implica un mecanismo más robusto y fiable.
  • llegan a «más» en numerosos aspectos: la velocidad de disparo en cámaras profesionales suele llegar a 1/8000 y tener un modo bulb, que permite tener el obturador abierto durante un tiempo indeterminado, incluso horas. Las ráfagas de disparo son más rápidas, llegando a 6, 8 o más fps. Las baterías duran más disparos (de unos 400-500 en una DSLR de gama media a más de 2000 en las de gama alta). Tienen más puntos de enfoque. Aguantan temperaturas de trabajo más altas y más bajas.
  • y bastantes cosas más que ahora mismo no se me ocurren…. si quieren dejar algún comentario, bienvenidos serán… ;)

Por supuesto, hay muchísima gente a la que no le hace falta nada de esto. Si lo que quieres es por ejemplo hacer fotos de los invitados a un programa de radio para ponerlos en la web del programa, o las fotos de un viaje con los colegas para tenerlas de recuerdo, una compacta baratita te solucionará la papeleta de sobra, pero esas cámaras se quedan cortas para otras muchas aplicaciones, y el meter todas esas pijerías que piden fotógrafos profesionales sale una pasta…

Y ahora sí, espero haber respondido la pregunta  ;)

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8 Respuestas

  1. Chewie dice:

    Otra: el tamaño del sensor de las compactas da una profundidad de campo enorme y es complicado conseguir esos fondos desenfocados que tanto nos gustan. En una compacta, prácticamente lo único que podemos hacer es poner el zoom a tope y acercarnos mucho al sujeto.

  2. Eddy Josafat dice:

    Pues menos mal que no le respondiste todo esto en el momento que te preguntó, lo hubieras sobresaturado de información!!!
    Coñas aparte, me ha encantado el artículo, ha despejado también unas cuantas dudas que tenía!

  3. Pedro dice:

    Pero es que son caras caras…

  4. Ernesto dice:

    Buf, vaya que sí… y todo indica que las nuevas que vienen entre enero y marzo de 2012 van a estar por las nubes. Incluso más que ahora.

  5. Ernesto dice:

    Me alegro, gracias :) Se me olvidó comentar que también se liga más con las cámaras caras, pero creo que eso no afecta al precio ;)

  6. tomoenoe dice:

    También noté la diferencia es que no necesitas utilizar programas de edición , osea asi me suele pasar, muy buen post!!!

  7. playandframe dice:

    Es evidente que las cámaras caras tienen sus ventajas, estas se pagan, aunque también se pueden hacer grandes fotos con cámaras más ordinarias, y también depende de la edición posterior de la foto

  8. Juan Perera dice:

    Gracias, Ernesto, ahora tengo argumentos para explicarle a mi mujer mis caprichos fotográficos…. Aunque tendré que borrar el comentario de que se liga más. ;)

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