La hora mágica
En fotografía se conoce como «hora mágica», «hora dorada», «hora azul» o «la hora esa», al periodo de aproximadamente media hora antes hasta media hora después de la salida y la puesta del sol (aunque mucha gente usa los mismos términos indistintamente, una nota para los puristas: «azul» cuando el sol está bajo el horizonte, «dorada» cuando está por encima).
La luz durante ese periodo de tiempo reúne unas características que la hacen muy apetecibles para la fotografía, a saber:
– es una luz muy suave, sin sombras. En los momentos justo antes y justo después del amanecer y puesta, la luz nisiquiera llega directamente del sol, que se encuentra debajo del horizonte, sino que se refleja en la atmósfera, por lo que es una luz indirecta (acabo de darme cuenta de que todavía no hemos hablado por aquí de los tipos de luz. Me lo apunto para la próxima entrada de conceptos básicos).
– la temperatura de color varía considerablemente en pocos minutos, pudiendo obtener una amplia gama de tonos, desde azules hasta rojos y anaranjados.
– si estamos en un entorno urbano, la combinación con las luces artificiales crea una combinación muy interesante.
– de la misma manera, combinar la luz natural de estos momentos con luces de flash o reflectores en el primer plano da mucho juego.
– y colocar elementos en primer plano sin iluminación adicional y contra la fuente de luz, da unos interesantes contraluces.
– los cielos son espectaculares.
– si queremos fotografiar la luna como parte de una composición con otros elementos, es el mejor momento, ya que la diferencia de luminosidad con el cielo y el resto del entorno no es tan acusada como en noche cerrada.
(y no todo es luz: la primera hora de la mañana es muy apreciada por ejemplo en fotografía de naturaleza, ya que es habitual encontrar plantas o insectos cubiertos de rocío, animales dormidos, recién despiertos, o que se dirigen/salen de sus nidos o madrigueras/bebederos, etc.)
A la hora de hacer fotos en este intervalo de tiempo, hemos de tener en cuenta ciertas consideraciones:
– la «hora» no es una hora Varía un poco según la latitud y la estación del año, pero a no ser que estamos bastante cerca de los polos, mejor contar con que dispondremos como mucho de una media hora/tres cuartos aprovechables (siendo generosos).
– en ese intervalo de tiempo, la luz varía considerablemente, tanto en intensidad como en temperatura y ángulo.
– para poder aprovechar el momento en su plenitud, es aconsejable tener el horizonte a la vista. Si nos encontramos en medio de una ciudad o de un valle, el ángulo tan bajo del sol nos dará más dificultades que alegrías.
Asi que si queremos sacarle todo el jugo a ese momento:
– disparar en RAW. Si siempre es aconsejable hacerlo, lo es más aún en estas circunstancias, en las que este formato nos permite cierto margen de maniobra en cuanto a exposición y balance de blancos.
– si no vamos a lo que salga, sino con una idea preconcebida, es muy conveniente tenerla pensada al detalle, llegar con antelación y estar preparados con tiempo: las condiciones de luz cambian en segundos.
– al hilo de lo anterior, si es posible, visitar previamente el sitio donde queremos hacer la toma, para observar los cambios de luz y como afectan al entorno según la hora.
– usar un trípode. Nos dará mucha más flexibilidad para los momentos en que el sol no está sobre el horizonte.
– el modo manual y el bracketing de exposición son tus amigos. La luz cambia tanto que mejor no jugárselo a un solo disparo. Si no lo tienes muy claro, haz varios con distintas exposiciones, por si acaso.
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