La clara y entrañable transparencia

retrato de Ernesto Che Guevara Piense en tres fotografías que, en su opinión, resuman el siglo XX. Es muy probable que una de esas imágenes sea la ya inmortal instantánea que Alberto Korda tomó el 5 de marzo de 1960 al Che Guevara, y que se ha convertido en todo un icono de la cultura popular.
El Che pasó por delante de la cámara de algunos de los mejores fotógrafos de su época, como Elliot Erwitt o el mismísimo Cartier-Bresson, pero su imagen más conocida fue tomada por Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido como Korda. Un fotógrafo que por esas fechas no era conocido fuera de Cuba, pero que era considerado un importante fotógrafo de moda antes de la revolución, y había conseguido la Palma de Plata al Mejor Fotorreportero del Año, concedida por el periódico Revolución.
Precisamente fue un encargo para este periódico, con el que colaboraba habitualmente, el que le llevó al Cementerio Colón el 5 de marzo de 1960. El día anterior, el buque francés La Coubre, cargado con 70 toneladas de municiones, había saltado por los aires en los muelles de La Habana, posiblemente debido a un sabotaje, acabando con la vida de 136 personas. Al funeral acudirían Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, y Korda, por aquel entonces fotógrafo personal de Fidel Castro, tenía el encargo de conseguir sus fotos. Allí estaba Korda, en la esquina de las calles 12 y 23, frente a la tribuna principal, cuando el Che Guevera, que estaba en un discreto segundo plano, se adelanta y permanece durante unos segundos en primera fila, tiempo suficiente para que Korda apuntase el 90 mm de su Leica, cargada con película Kodak Plus-X Pan, e hiciese dos tomas del comandante. «La expresión de sus ojos fue tan fuerte que me turba unos instantes, me muevo, me tambaleo, pero inmediatamente oprimo el obturador y tomo dos fotos. Acto seguido la figura desaparece de nuevo por el fondo. No fue concebida, fue intuida», diría años después. «Encabronado y dolente», diría también de la expresión del Che.
Pero el encargo era Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, y fueron sus fotos, de ese mismo carrete, las que se publicaron al día siguiente en Revolución, junto a las de Fidel Castro, que aquel día pronunciaría por primera vez su «Patria o muerte». No obstante, Korda vió las fotos del Che en la hoja de contactos y le gustaron. Reencuadró una de ellas, eliminando al desconocido personaje de la derecha, y las hojas de palmera de la izquierda, y realizó una copia que colgó en su estudio.
Aunque se hicieron varias copias para gente que vió la foto colgada en su pared, esta no sería publicada hasta el 15 de abril de 1961, cuando se usó para anunciar una conferencia que el Dr. Guevara pensaba dar al día siguiente. Un ligero contratiempo (la invasión de Bahía Cochinos) retrasó la conferencia hasta el 30 de abril, por lo que la foto volvió a ser publicada en el mismo anuncio el 28 de abril.
En julio de 1967, pocas semanas antes de la captura y asesinato del Che, la revista francesa Paris Match publicó un artículo sobre la guerrilla en latinoamerica, donde aparecía, por primera vez fuera de Cuba, la famosa imagen tomada por Korda.
Sería poco después cuando la imagen se convertiría en legendaria, coincidiendo con la captura y muerte del Che en Bolivia. Por esas fechas, la editorial Feltrinelli publica y distribuye miles de posters de 1 metro x 70 cm con la imagen del Che, y al año siguiente, publica los Diarios del Che con la ya mítica foto en la portada. Se sabe con seguridad que Gian-Giacomo Feltrinelli, ferviente comunista y conocido editor especializado en libros revolucionarios, visitó a Kolda en su estudio en 1967, con la intención de pedirle alguna foto de las más de 500 que éste tenía sobre el Che. Vió la foto en la pared de su estudio y Kolda le regaló dos copias. Sobre lo que ocurrió después hay dos versiones completamente distintas:
Kolda y sus allegados estuvieron convencidos de que Feltrinelli aprovechó la muerte del Che para imprimir y vender millones de posters con la foto, sin nisiquiera citar al autor. Se dice que llegó a vender un millón de ejemplares en tan sólo seis meses, de los que Kolda no vería un céntimo.
La familia de Feltrinelli, sin embargo, asegura que la distribución del poster, del que se imprimieron cientos de miles de ejemplares, comenzó antes de su muerte, y de forma gratuita, con la idea de darlo a conocer internacionalmente y, eventualmente, intentar crear presión popular para protegerlo cuando fuera capturado, algo que parecía inevitable. Feltrinelli era un hombre muy bien situado económicamente, y no necesitaría de la venta de estos posters para amasar su fortuna (de hecho, los ingresos por las ventas del diario del Che fueron donadas a los «movimientos revolucionarios de Latinoamérica»). La versión de Feltrinelli no se llegó a conocer, pues murió en 1972 en extrañas circunstancias, presuntamente relacionadas con su activismo en la extrema izquierda, sin que volviese a comunicarse con Korda.
Lo que sí es cierto es que la foto de Korda se convirtió en un símbolo para las masas de izquierda, apareciendo en manifestaciones, posters, camisetas, portadas de libros y discos, chapas…, y difundiendo la imagen del Che como héroe revolucionario en contraposición a las fotos que una vez muerto difundiese la CIA (y de las que espero escribir algo también algún día de estos). A la muerte de Guevara, se publica en Cuba otro poster basado en la foto de Korda, a una sóla tinta y sobre papel rojo (al parecer, el único disponible en el taller de impresión en aquel momento). También es cierto que Alberto Korda no recibió jamás un céntimo en concepto de derechos de autor, y aparte de sus insinuaciones sobre el enriquecimiento de Feltrinelli, nunca los pidió (y la verdad es que, aunque lo hubiera intentado, el que Cuba no firmase la convención de Berna hasta 1997 se lo habría puesto muy difícil…).
Uno de los principales culpables de la transformación del Guerrillero Heroico en un símbolo de la cultura pop fue el irlandés Jim Fitzpatrick, quien también poco después de la muerte del Che, creó un poster basado en la fotografía, encuadrando tan sólo el busto, realizado en alto contraste (silueteando la imagen en negro sobre fondo blanco), y variando ligeramente la dirección de la mirada para darle un aire aún más mítico y épico a la imagen. Algo más tarde, el mismísimo Andy Warhol se basaría en este poster para una de sus obras. Todas las imágenes creadas por Fitzpatrick fueron realizadas libres de derechos de autor, lo cual contribuyó a su rápida difusión, no siempre exenta de problemas: según cuenta el autor, su distribuidor en España fue detenido por la policía secreta.
Parece ser que la copia en que se basó Fitzpatrick le llegó no a partir de las difundidas por Feltrinelli, sino a través de grupos anarquistas, que al parecer la obtuvieron a su vez de Sartre.
Aunque Korda no ganó nada por las inmensas ventas y repercusión de su imagen, sí que hizo valer sus derechos de autor en 2000, cuando la marca de vodka Smirnoff pretendió usar la imagen del Che en una campaña publicitaria. Korda afirmó que no se oponía a la reproducción por parte de quienes quisieran difundir su memoria y la causa de la justicia social, pero que se oponía categóricamente a la explotación de la imagen del Che para la promoción de productos como el alcohol, o cualquier otro uso que denigrase su reputación. Korda presentó una demanda, y llegó a un acuerdo extrajudicial por el que recibió 50.000 dólares (el día de su 72 cumpleaños), que donó al hospital de niños con cáncer de Cuba. «Si el Che estuviese vivo, habría hecho lo mismo», dijo.
Hoy en día, Guerrillero Heroico es considerada una de las fotografías más veces reproducida y una de las 100 más importantes en la historia de la fotografía. Ha transcendido su idea original, y se ha convertido tanto en un símbolo antisistema como en un icono de la moda pop, llevado por miles de jóvenes que no tienen ni idea de la historia que hay detrás del hombre cuya silueta llevan en su camisa o pegada en su bloc de notas.
Es también una de las pocas imágenes que ha merecido una exposición girando en torno a ella, una exposición que muestra algunas de las miles de variantes que ha tenido esta imagen (posters, películas, ropa, joyas, juguetes….) y que ya ha visitado el International Center of Photography de Nueva York y el Centro de la Imagen de Ciudad de México; y que del 7 de junio al 28 de agosto (de este año, 2006), podrá verse en el Victoria and Albert Museum de Londres. La web de la exposición en el Victoria and Albert incluye entre otras cosas un interesante y completísimo ensayo sobre esta fotografía, que recomiendo vivamente a cualquier persona interesada en la historia de esta imagen (está en inglés, eso sí).
Desgraciadamente, la historia reciente de la fotografía no es demasiado romántica, aunque ya traspasada la frontera del mito y del icono, poco daño se le puede hacer a la misma. En junio de 2003, Reporteros sin Fronteras usó la imagen de Korda en una campaña contra las detenciones de periodistas en Cuba. En la imagen se combina un famoso cartel de mayo del 68, que representa a un CRS blandiendo una porra y con un escudo en la otra mano, con la foto de Korda, que sustituye al rostro del policía. Diane Díaz López, hija y heredera de Korda, prohíbe ese uso de la imagen, y los tribunales franceses le dan la razón. Poco después, alegando que no se habían destruido todos los materiales de la campaña, presenta otra demanda exigiendo más de 1.100 millones de euros de multa, demanda que se cerraría con la condena a RSF a pagar 6.000 euros a la heredera del fotógrafo. No es el único asunto que ha enturbiado el romanticismo de la foto y su historia. En 2004, la empresa estadounidense Fashion Victim amenazó con una demanda a la también estadounidense Northern Sun Merchandising. Al parecer Fashion Victim compró en 2002 a los herederos de Korda los derechos sobre la imagen en Estados Unidos. Por su parte, Northern Sun Merchandising, una pequeña empresa de venta por correo, ha estado vendiendo posters y camisas con la imagen del Che desde hace más de veinticinco años. Por si la amenaza de demanda no fuese suficientemente en contra de los principios defendidos por Korda hasta su muerte, Fashion Victim confecciona la mayoría de sus prendas en sweatshops situados en Honduras, talleres textiles donde no existen derechos del trabajador y donde buena parte de la mano de obra es infantil.
Ignoro en qué habrá quedado la cosa, pero ciertamente, los herederos de Alberto Korda están haciendo un flaco favor a su memoria.
Alberto Korda falleció el 26 de mayo de 2001, mientras estaba en París, a donde había viajado con motivo de una exposición sobre su obra.
(banda sonora de esta entrada, el Hasta siempre Comandante de Carlos Puebla, en versión de Ixo Rai)

Para saber más

Biografía de Korda, bellísimo el epitafio escrito por su amigo el fotógrafo José Alberto Figueroa
Entrevista a Alberto Korda, en Tiempo 21
Artículo sobre la foto de Korda en Reference.com
Interesante entrevista a Fitzpatrick, sobre la foto y su versión en poster.
Artículo sobre la foto en la Wikipedia (inglés)
En Cuba-Foto quzás todavía sea posible encontrar alguna foto firmada por Korda.

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1 respuesta

  1. Pedro Nelson Henríquez Velásquez dice:

    Hola, muy triste lo ocurrido con el CHE. Independientemente de compartir sus ideas o no, hay una cruda e irreversible realidad.LA TREMEN DA POBREZA DE AMERICA LATINA Y LOS «SUBMUNDOS». Continuamos, al igual que hace 500 años, exportando materia prima. El comunismo y toda esa familia, creyó arreglar el mundo. Cayeron en la sobervia y en la mayor irresposabilidad. El único sistema social que ha dado buenos resultados, es el cooperativismo sueco, la economía tri sectorial: Una parte, el Estado, otra, la privada y las empresas mixtas. Sin sobre ideologización. Lo demás fueron criminales experimentos, como el maoismo, el stalinismo y las izquierdas transculturisada y lacayas de A. Latina, como el P.C. Chileno, argentino, venezolano etc.El vacio existencial, la falta de hérores, el deseo masivo de que todo sea mágico y cauga gratis del alto cielo, para vivir farreando. Pobre América, pobre juventuid sin esperanzas, pobre Che, que era «extrajero» en Bolivia, pero Lord Cochrane, marino inglés, no era «extranjero» en Chile. La mano de Moscú, coincidiendo no por casualidad con otras potencias, festinaron al Che, que al menos, tiene de consuelo, la admiración de diversos sectores. Pobre América, nunca nos levantarémos. Con tristena P. Nelson Henríquez V.-

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